Reveche: sus pinturas
Continuando con el interior de la ermita de Reveche nos fijamos hoy en las pinturas que decoran sus paredes, y que sepamos nosotros ningún estudioso ha puesto todavía sus ojos en ellas.
Esperemos que esta contribución sirva para darles la publicidad que se merecen.
Según el profesor Huerta Huerta (2004), las iglesias y ermitas románica se concebían para ser decoradas con pinturas tanto exteriores como interiores. No obstante, al ser, obviamente, la pintura lo último que se daba, en muchos casos esta llegaba cuando ya había pasado mucho tiempo e incluso habían cambiado modas y costumbres.
Por otro lado, no todas las pinturas nos han llegado en buen estado de conservación: el paso del tiempo, los agentes meteorológicos y restauraciones poco cuidadosas han motivado que muchas de ellas se hayan perdido y solo hayan llegado hasta nosotros vestigios de lo que fueron.
La mayor o menor decoración, así como la inclusión de grandes escenas en los muros, dependía sobre todo del presupuesto, de ahí que podamos encontrar desde ejemplos muy sencillos y estilizados, meramente decorativos, hasta profusas escenas que representan escenas de la Biblia o de las vidas de los santos. Los colores utilizados eran los más básicos y fáciles de conseguir: rojo, amarillo, verde, negro, azul y púrpura.
En el caso de la ermita de Reveche, las pinturas estuvieron ocultas por una capa de cal durante mucho tiempo, y solo el arreglo que se hizo en la década de los ochenta dejó a la luz estos motivos decorativos.
Las más vistosas y mejor conservadas son las que adornan sin duda las paredes del presbiterio, formados por una serie de franjas decorativas que repiten una serie de jarrones con flores. El color empleado es el rojo.
Estos jarrones recuerdan, de algún modo, el motivo que hay en el escudo de la casa de la bodega del alférez, un jarrón con azucenas, que se ha relacionado con la virginidad de María, siendo un motivo muy repetido no solo en Gumiel, sino también en la provincia de Burgos (ver Ontoria Oquillas, 2002).
Enfrente de la puerta de entrada, encima de la hornacina de la Santa Rosa, encontramos restos de pinturas en negro, que parecen representar la parte superior de un altar. Los trazos son muy desiguales, casi esquemáticos.
En la pared del fondo, debajo del coro, pueden observarse también restos en rojo de lo que pudo ser una escena de calvario, que incluía figuras humanas. En la viga de la izquierda se aprecian también motivos decorativos sobre la madera.
Esos mismos motivos decorativos que aparecen en la viga de sujeción bajo el coro.
Referencias
HUERTA HUERTA, Pedro Luis (2004): «Revestimentos polícromos y pinturas murales en el románico burgalés» en El arte románico en el territorio burgalés. Burgos: Universidad Popular para la Educación y Cultura de Burgos, pp. 199-211.
ONTORIA OQUILLAS, Pedro (2002): «Escudos conservados en la villa de Gumiel de Izán», Nos Interesa, n.º 66, pp. 15-25.