Incendios que salvan vidas
El equipo de Gomelia recuerda uno de los incendios que dejaron profunda huella en la memoria gomellana.
El incendio de noviembre del 36
En la memoria gomellana un incendio se recuerda especialmente, el que en noviembre del 36 se declaró en varias casas de la carretera y que según la propia memoria salvó de una muerte segura a unos cuantos gomellanos.
El fuego
El incendio se declaró en lo que era la casa de los Gorrillos (la central que aparece en la foto) y afectó a las dos casas colindantes, la de los Petitos, al norte, y por el sur a la del tio Jaime: las dos ventanas sobre fachada blanca, más la ventana pequeña de la planta baja.
Era de noche y el matrimonio estaba en la cama. Fue la burra la que los alertó con sus rebuznos y coces, y el matrimonio se salvó saliendo a la calle casi desnudos. No tuvo la misma suerte el animal, pues al tener almacenada en la cuadra gran cantidad de leña, el fuego se propagó con gran virulencia al resto de la casa. La casa se quemó por entero perdiéndose todos los bienes que poseían, incluido el pobre animal. Cuentan los que entonces eran chicos y fueron testigos del acontecimiento que la pobre burra parecía un cochinillo chuamuscado.
Las campanas tocaron enseguida a rebato. Los vecinos acudieron en auxilio y enseguida se formaron dos largas filas con calderos que bajaban hasta el río: una fila para los vacíos y otra para los llenos de agua, pero todo el esfuerzo fue inútil para salvar la casa.
La saca frustrada
Sin embargo, no todo se perdió, pues cuenta la memoria gomellana que aquella noche se salvaron algunos de ser paseados y por tanto, de una muerte segura. Se rumoreaba que iba a haber una nueva saca, por lo que aquella tarde algunos vecinos prudentes, sospechando que las brigadas falangistas rondaban por el pueblo, se habían quedado en casa, pero a la llamada de la campana todos acudieron.
Dicen los más arriesgados que algunos señalados ya estaban subidos al camión cuando se declaró el incendio. Otros que en realidad el camión no llegó a pasar, pues enseguida se desvió la circulación hacia Quintana y La Aguilera camino de Aranda, con lo que tuvieron que darse la vuelta. Terceros dicen que las dos filas impedían todo paso de vehículos. Finalmente cuentan también que los que venían al mando, viendo la solidaridad de los vecinos, no se atrevieron a seguir, ante el temor de que el pueblo se volviera contra ellos.
Sea como fuere, los detalles poco importan, el caso es que la memoria gomellana guarda el recuerdo de estas personas anónimas, pues sus nombres no han trascendido, que aquel día salvaron la vida gracias a un incendio.
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