El mojón del Pijotazo

Leyenda versificada del mojón de la Pijotada o del Pijotazo.(1)

Del convento de Gumiel,
al suyo, que estaba en Baños,
tuvo que ir una monja,
hace muchos, muchos años.

Por temor a los ladrones,
que rondaban el camino,
acompañó a la monjita,
el hermano Celestino.

Por hacer ameno el viaje,
trajeron a colación
el sacrosanto misterio
de Cristo y su concepción.

Estando en estas, el fraile,
de repente, imaginó,
que era el Espíritu Santo,
y a la monja se lanzó.

Al ver al fraile la monja,
en Príapo transformado,(2)
asustada echó a correr,
cual caballo desbocado.

Fatigada pidió al cielo,
le enviara protección,
este le mostró una piedra,
que aún sirve de mojón.

Detrás de este gran pedrusco,
la monja se agazapó.
¡Sálvame, Virgen María,
a Jesús me debo yo!

Con el hábito colgando,
del mayor garrote visto,
corría gritando el fraile:
«No te va a salvar ni Cristo».

Tan atroz era su furia,
y acerado su cincel,
que agujereó la piedra,
como si fuera un papel.

Tardó tanto «fray Tres Patas»,
en liberar su instrumento,
que pudo llegar la monja,
sana y salva a su convento.

Así dicen que ocurrió,
y de esta forma lo cuento,
la piedra está en Fuentelobo,
no creáis que me lo invento.

Notas

(1) Son dos los mojones en la zona, muy próximos el uno del otro, que presentan la característica de tener un agujero que les atraviesa de parte a parte. En ambos casos, dice la leyenda que corre por estos pueblos, que el agujero lo hizo un fraile que perseguía a una monja.

El mojón que nos ocupa está entra los términos de Gumiel de Izán, Villanueva de Gumiel, Tubilla del Lago y Baños de Valdearados. El otro está entre Villanueva de Gumiel y Quemada.

(2) Príapo: personaje mítico de horrible aspecto, que tenía un falo tan largo como el de un asno.

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