Rincones gomellanos (III) La Mina

Uno de los barrios más bonitos de Gumiel hoy es sin duda La Mina, barrio que ha sufrido importantes transformaciones en los últimos años, y ello gracias en buena parte a la labor de los vecinos.

Este es el aspecto que presentaba el barrio en  1977.

La Mina (1977)
La Mina (1977)
La Mina (1977)
La Mina (1977)

¿Por qué La Mina? ¿De dónde le viene el nombre al barrio?

Una de las acepciones de mina, según el DRAE, es: «paso subterráneo, abierto artificialmente, para alumbrar o conducir aguas o establecer otra comunicación».

En la segunda de las fotos puede apreciarse claramente la razón, que no era otra que por allí salían las aguas subterráneas que corren de sur a norte, de abajo arriba del pueblo. Como bien recuerdan los viejos, no solo hay numerosos pozos dentro de la población, sino que además una corriente de agua subterránea recorre la calle Real desde La Tina hasta La Mina.

Efectivamente la corriente subterránea denominada tradicionalmente por los gomellanos la mina nace en La Tina, justo debajo de la casa de los Carreteros, y prosigue su camino cuesta abajo por debajo de las casas de la acera de la derecha de la calle Real.

Esta corriente de agua es bien visible en algunas bodegas, por donde forma un río natural, y algunas mujeres mayores cuentan haber lavado la ropa en ella en invierno, por resultar el agua relativamente caliente. Hoy tanto las nuevas construcciones en la calle Real como la renovación o cegamiento de algunas bodegas han interrumpido o variado este curso natural de agua, habiéndose visto algunos vecinos obligados a instalar bombas de desagüe en sus bodegas para evitar inundaciones.

Antes, cuando el agua corría sin que nada detuviera su camino, al llegar al Palacio experimentaba un cambio de dirección casi en ángulo recto y a la altura del Chaparrón iniciaba el tramo final de su discurrir hacia el río Puentevilla, pasando por la Pedraja, pero antes atravesaba algunos corrales y crecía su caudal con las aguas de lluvia que fluían por el Chaparrón. Parte de esta conducción puede observarse desde la trasera del bar El Palacio. Todas ellas iban a parar a la parte de abajo de La Mina, como podemos ver en la segunda foto, siguiendo ya curso al aire libre.

No eran estas las únicas aguas del barrio, pues como podemos ver en la primera foto existía un caño con pilón en el centro del barrio. El agua que alimentaba el caño, potable en aquellos años, provenía de un manantial situado en el corral de los Mochos, justo en la parte alta, al sur de la plaza. Con la modernización y arreglo del barrio, el caño se rehizo unos metros más arriba, tomando el agua de la red general. Todas las aguas fueron encauzadas y se soterraron las conducciones, que antes quedaban al aire libre.

La Mina (2014)
La Mina (2014)

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La Mina (2014)
La Mina (2014)

Hoy La Mina es un barrio completamente renovado, con árboles que entrelazan sus ramas produciendo un agradable toldo natural en verano, con flores, con bancos, con mesas para el ocio. Y es de justicia reconocer que no todo ha sido mérito de las obras públicas, sino que fueron los propios vecinos los que empezaron a mimar y arreglar el entorno. Su labor fue reconocida por el Ayuntamiento en 1994 con una placa conmemorativa.

Desde hace algunos años el barrio cobija el concurso gastronómico de las fiestas de agosto, pues su sombra, el agua del caño y el entorno ofrecen un marco idóneo para un rato de disfrute.

El barrio, en uno de sus lados, tiene algunas casas sobre una especie de terraza elevada que serviría sin duda para aislarlas de la humedad, pero que bien pueden ser reminiscencias de la construcción árabe, pues se sabe que en este barrio habitaron los musulmanes gomellanos en la Edad Media. El barrio cuenta con otras curiosidades, como una efigie de Baco situada en el dintel de una de las casas, pero el descubrimiento de ese detalle lo dejamos para el curioso visitante, al que esperemos le hayan entrado ganas de darse una vuelta por este barrio de Gumiel que siempre merece la pena.

Fotos: Pedro Ontoria Oquillas y María del Carmen Ugarte

Texto basado en testimonios orales realizado por María del Carmen Ugarte.

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