Intríngulis de una casa gomellana

Hace unos días planteábamos a los lectores de Gomelia el reto de descubrir qué casa gomellana era la que había aparecido en Folklore y costumbres de España (1933), y que ya se había publicado en Nos Interesa n.º 10 (15.05.1993) p. 41. Hoy nos disponemos a desvelar el enigma y a aportar algún dato curioso más sobre esta casa que todavía existe, aunque eso sí muy transformada.

La simple contemplación de la foto nos indicaría que en la actualidad no existe vivienda alguna en Gumiel tal como aparece en la ilustración. La curiosidad, sin embargo, nos ha llevado a preguntar a las personas de más edad, a mirar algo de documentación, y sobre todo, a fijarnos en los detalles.

El primer detalle que estudiamos, como posiblemente la mayoría de los lectores de Gomelia, fue la amplia puerta y el arco de medio punto. Recorrimos las casas que todavía conservan una puerta semejante, o que recordábamos haberla tenido, pero las fuimos rechazando, ya que la posición no se correspondía con una casa que diera a dos o tres calles, y que hiciera chaflán. Este detalle, el estar situada entre dos calles, fue lo siguiente en lo que fijamos la atención como dato determinante.

No son muchas las casas de Gumiel que están, o que pudieron estar en el pasado, en esa disposición. Pensamos en las Cuatro Calles (detrás de la iglesia), pero el volumen de la casa que todavía se conserva, propiedad de Estefanía Rodríguez, es muy inferior, así que no terminaba de convencernos.  Nos fijamos, entonces, en los detalles, no de la casa, sino de la calle lateral, y ahí encontramos la solución, porque la calle de la derecha, sobre todo las dos puertas que se ven abajo al fondo,  se conservan prácticamente igual. Es decir, la casa tenía que ser la que está situada en la calle Real, con vuelta a la de la Zapatería, calle de la derecha.

Además el hueco de la ventana de la parte inferior izquierda también es muy similar al existente ahora mismo.

Antes y después
Antes y después


Su situación en la calle Real, antiguo camino real, relativamente cerca de la entrada del pueblo, según se llegaba de la parte de Madrid, le daba una situación estratégica. Puede que en ella se ubicara en otro tiempo algún tipo de posada o parador, y que por la amplia puerta entraran las caballerías e incluso algún carro con mercancías. En cualquier caso, esa casa supo captar la atención de los fotógrafos que investigaban el modo de vivir en España a comienzos del siglo XX.

Por las conversaciones con las personas mayores de Gumiel para corroborar nuestra hipótesis, supimos que la casa había sufrido varias transformaciones a lo largo del siglo XX, y posiblemente la primera de ellas fue quitar el voladizo —la solana sería también muy temprana—, así como el arco de medio punto de la entrada y sustituirlo por una puerta cuadrada que daba paso a un portalón.

En esa puerta que mira al sur, llamada durante muchos años Puerta del Sol, se reunían los obreros por la mañana para ser contratados, es decir, allí acudían los amos a buscar obreros y a ajustarlos para la jornada. También se ponían allí anuncios de todo tipo, especialmente del Ayuntamiento. Realmente a este lugar le cuadraba bien el nombre de Puerta del Sol,  ya que hace allí un sol de justicia.

En los bajos tuvo comercio de telas doña Piedad, estando situada la puerta por la calle Real, negocio que luego lo pasó a la casa de enfrente, es decir donde está actualmente la carnicería Yusta, porque esa tienda de telas se quemó, siendo los géneros liquidados a muy buen precio.

Si los bajos de la casa tuvieron distintos usos, como ahora veremos, su primer piso tuvo distintos inquilinos. Así, don Poli, el médico que fue titular durante muchos años, vivió en esa casa nada más venir a Gumiel, antes de trasladarse a la del actual consultorio en La Tina. Más tarde y durante toda su estancia en Gumiel vivió don Sabino, el cura que fue coadjutor con don Nicéforo.

Durante algunos años guardó allí Juan Cilleruelo, Juanito, el de la Generosa, la furgoneta, «la rubia», con la que iba a Aranda a por el pescado y otros géneros,(1) y más tarde se ubicó en los bajos una oficina de la Caja de Ahorros Municipal, a cuyo cargo estuvo también el mismo Juan Cilleruelo.

En los años 80 Víctor Izquierdo y Feli Escolar adquirieron la casa a doña Piedad y la transformaron en la forma en la que hoy la conocemos: incorporaron la planta baja a la vivienda, sustituyeron la puerta por un ventanal y dejaron la entrada por la calle Zapatería,  anulando la puerta de la calle Real, que quedó convertida en una ventana.

Informantes: Juanita Calvo, Alejandra Martínez,  Celia García, Carmen de la Cámara y Feli Escolar.

Especial mención a David Rocha y Juan Manuel Calle Ontoso, que en el foro de Gumiel de Facebook han sabido identificar correctamente la casa. Este último recuerda que su padre se libró de un accidente con la bicicleta, gracias al portón.

Notas

(1) No hay acuerdo entre nuestros informantes sobre este punto.

Si alguien detecta algún error o conoce algún dato más que pueda aportar, agradeceríamos nos lo comunicara para corregirlo o ampliar el artículo; los iremos corrigiendo según nos llegue la información.

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